viernes, 6 de marzo de 2009

Muertos a punta pala... o de pico.

La cantidad de cadáveres que ha resultado del ensayo de hoy bien podría abastecer a un restaurante de comida rápida durante meses. Muertes violentas, sangrientas. Y muchísimos gritos. Desgraciadamente, no todos han sido gritos de dolor.

Puede que me repita, que esto ya lo haya escrito en alguna entrada anterior... pero es que los gritos de algunos de los actores durante su muerte escenificada se han parecido más a gritos producidos por un furor genital que a un asesinato. No quiero ni pensar la cantidad de luxaciones de muñeca que ha habido hoy en la residencia de la Universidad, pero ha tenido que ser algo similar a cuando un adolescente descubre las bondades infinitas de Internet.

Sin duda, nos hemos reído. Ver a Ana agitando una baqueta que hacía las veces de pico como si fuera un bote de mayonesa atascado es una de esas visiones que no tienen precio. Como la de ver a Cris caerse unas seis veces al suelo procurando tener bien cerradas las piernas para que no nos llevasemos una sorpresa. Como la de ver a Rubén arrastrándose por el suelo por medio escenario o verle completamente tieso diciendo sus líneas como buen sirviente de semblante pétreo. Como la de ver a Miki lanzando sillas por el escenario con ira, hasta el punto de que ha tenido que esquivar una de ellas de un salto, porque le seguía en su salida de escena de manera psicopática (una silla puede ser muy peligrosa si tiene instintos asesinos). O ver cómo me estampaban en la cabeza varios vasos de plástico y me empujaban contra una pared. En realidad puede que sea lo menos sorprendente de la historia... pero es que Ana me ha clavado los nudillos en la nuez en uno de los empujones. No sé si alguna vez os ha pasado, pero cuando algo como la nuez obstruye las vías respiratorias empiezas a comprender el valor real que tiene el oxígeno. Estoy exagerando, claro.

Aunque tal vez lo más impactante del ensayo ha sido la llegada de Pedro. Ha entrado con su mono de trabajar en el taller de ingeniería. Ha saludado. Se ha acercado al rincón donde guardamos la silla giratoria para algunas escenas... y sin mediar palabra, le ha desmantelado los brazos con la ayuda del juego de herramientas de bolsillo más completo que haya visto en mi vida. Cuando ha terminado su carnicería indiscriminada, ha guardado las armas del delito. Y todos hemos permanecido en silencio.

La invitada de honor del ensayo de hoy, Cris Guerreiro, ha debido pensar en la talla de camisa de fuerza que nos vendría mejor a todos. Por supuesto y como siempre, nos hemos reído muchísimo.

¡¡Bueno!! ¿Y cómo es la frase de la revolución sexual del ensayo de hoy? Algo de frotar contra una piedra... bueno, eso ya se verá en el estreno.

Ya que la entrada de hoy está un poco subidita de tono, acabaré con una frase algo estrafalaria y muy ordinaria:

¡¡El muerto al hoyo y el vivo al bollo!!

Alguien me dijo una vez que siempre la fastidio en los finales...

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