viernes, 27 de febrero de 2009

El ensayo del borracho.

Que nadie se eche las manos a la cabeza, que de momento, que yo sepa, ningún actor ha ido a ensayar en estado de embriaguez (de resaca, varios días, de eso no me cabe la menor duda...)

El caso es que en una de las escenas que debíamos ensayar hoy, Miguelillo tenía que hacer como si estuviera borracho y el efecto no ha llegado a ser el deseado... de hecho, podemos decir que Miguel imita a la perfección a un francés, a un inglés y a un mejicano, pero de ebrio no tiene nada (por suerte para él, por otra parte). Como era de esperar, las risas han sido generalizadas.

Como en el caso de la actuación de Carmen. Por motivos del argumento que no vamos a revelar, su personaje debe aparecer haciendo una serie de abdominales. En realidad, el personaje de Carmen era antes el de un hombre, pero por motivos de plantilla se ha tenido que adaptar para que sea una mujer. De Román pasó a llamarse Julia. Y de la frase "no quiero poner nervioso a nadie con mi torso sudoroso", el libreto ha cambiado a... "no quiero poner nervioso a nadie con mis pechos sudorosos". Ha sido necesario repetir la escena cuatro veces seguidas para evitar las carcajadas. Pero ha salido al final.

Lástima que Rubén no lo haya podido ver. Desgraciadamente, su madre le ha dejado encerrado en casa (y no, no es una broma). Se ha ido de casa con las llaves de Rubén y ha cerrado la puerta por fuera. Sólo queda esperar a que logren sacarle antes de que se convierta en un cadáver maloliente medio devorado por un montón de gatos hambrientos. Estamos contigo, Rubén...

Encierros involuntarios a parte, hay que reconocer que el ensayo ha resultado ser muy productivo y además extremadamente divertido. Sólo cabe esperar que las mismas carcajadas se reflejen en el patio de butacas el día del estreno...

No hay comentarios: